El turismo sigue siendo uno de los principales motores económicos de Santiago de Compostela, pero también un desafío cada vez más difícil de gestionar. Los grandes hoteles de la ciudad cerraron el mes de septiembre con un 92% de ocupación, superando en dos puntos el mismo mes del año anterior. Sin embargo, este aumento no ha venido sin problemas.
El incremento de visitantes, especialmente los que no se alojan en la ciudad, ha alimentado en algunos sectores de la población un creciente rechazo al turismo, según apuntan desde la Unión Hotelera. Este sentimiento de "turismofobia", según sus propias palabras, está ganando terreno en Santiago, y la hotelería lo siente de manera directa.
El portavoz del sector en Compostela, José Antonio Liñares, cree que se está condenando injustamente al turismo y culpa, en parte, a la falta de comprensión sobre el impacto real que tiene en la economía local. "En algún sentido se está demonizando al turismo y a todo lo que tiene que ver con él", afirma, y aclara que no son los turistas que se alojan en hoteles los que saturan la ciudad, “sino los excursionistas”
Tal y como explican desde la asociación que representa a los hoteles compostelanos, muchos turistas visitan Santiago de Compostela solo por unas horas, llegando en autobuses o vehículos privados, lo que congestiona las calles y afecta negativamente a los residentes, pero sin beneficiar realmente a la economía local. Este turismo de un solo día no deja ingresos significativos en la ciudad, ya que los excursionistas no pernoctan ni consumen en los hoteles.
“Quizá el problema sea el excursionismo, es decir, la gente que viene a pasar unas horas en autocares o en sus vehículos privados y a los que, por cierto, no se aplica tasa turística”, señala Liñares. El representante de los hoteles picheleiros destaca que, aunque Santiago es una ciudad con una alta renta per cápita gracias a su función administrativa y académica, el turismo sigue siendo un sector clave para sostener otras industrias
"La actividad económica es puramente transversal, es decir, no afecta solo al turismo en sí, sino que afecta también a la restauración, con lo que conlleva del sector agropecuario y a los productores de carne, por ejemplo”, explica. Para él, la economía circular que genera el turismo beneficia a toda la ciudad, y si se reduce esta fuente de ingresos, afectará negativamente a todas las áreas.
Según la Unión Hotelera Compostela, los problemas con el servicio de taxis en la ciudad están alcanzando niveles insostenibles, afectando tanto a los visitantes como a los propios vecinos. La asociación ha denunciado que en varias ocasiones los empleados de los hoteles han tenido que llevar a los huéspedes al aeropuerto para que no pierdan sus vuelos debido a la falta de taxis.
A esto se suma el mal servicio que ofrecen, con reservas que no se cumplen y una centralita telefónica colapsada que no responde. "No solo hay falta de taxis, sino también una pésima atención, con reservas que no se cumplen y una centralita colapsada que no te responde", afirma Liñares, quien también señala que este problema no solo afecta a los turistas, sino a toda la ciudadanía, que acaba responsabilizando erróneamente a los visitantes.
Ante la saturación de visitantes que vive Santiago de Compostela, el Ayuntamiento lleva meses proponiendo como solución la implementación de una tasa turística. Sin embargo, la Unión Hotelera se opone firmemente a esta iniciativa, argumentando que no resolverá los problemas de masificación actuales.
Según la asociación, este impuesto por estadía no afectaría a los excursionistas, que son quienes más contribuyen a las aglomeraciones, sino solo a aquellos que ya se alojan en los hoteles y generan ingresos para la ciudad. Para ellos, “la tasa turística no va a solucionar los problemas de masificación, y lo que hay que controlar es el flujo de visitantes".