El turismo sigue siendo un punto de fricción en la capital gallega. Mientras que algunos sectores, como el de los servicios, claman por "recuperar" las cifras de visitantes, el corazón de la ciudad manifiesta cierto hartazgo ante la masificación, la desaparición de la oferta comercial y de ocio para los vecinos y, sobre todo, la actitud de algunos de los viajeros al llegar a la Ciudad Histórica.

El Ayuntamiento de Santiago ha mostrado esfuerzos por intervenir y revertir la situación en todas cuestiones. Insisten en la creación de una tasa turística que permita controlar los flujos de visitantes a la ciudad, ya han aprobado la suspensión de licencias a las tiendas de recuerdos para proteger el comercio local y, con respecto a la actitud de los visitantes, lleva todo el año interponiendo multas a aquellos que se comportan de forma incívica en zonas residenciales.

En total, tal y como ha hecho público esta misma semana, Raxoi ha reportado 31 sanciones por "cantar y gritar" en plena calle, así como otras siete propuestas de multa por utilizar megáfonos, que están terminantemente prohibidos. En definitiva, números muy por debajo de la cantidad real de infractores.

A estas cifras, hay que sumarle 152 expedientes por consumir alcohol en la vía pública y otros 202 por orinar en la calle. Si bien es importante destacar que en estos casos los sancionados no son exclusivamente personas que se encuentran de paso por Compostela, el dato sí que refleja una pequeña parte de lo que están obligados a soportar día tras día y noche tras noche los residentes de la zona.

Luchar contra los récords

Este 2024 está siendo el año de los récords de peregrinación. Con cifras de más de 4.000 Compostelas diarias entregadas y un balance hasta el momento que sitúa este número en más de 330.000 —un 14% que lo registrado en 2023 a estas alturas—, todo apunta a que para diciembre podría superarse el máximo histórico de peregrinos recibidos en un curso en la capital gallega.

El dato habla magníficamente del vigente atractivo del Camino de Santiago. Sin embargo, también refleja la masificación a la que constantemente se expone la ciudad. Sobre todo, teniendo en cuenta que un porcentaje muy alto de los visitantes vienen única y exclusivamente por la Catedral, lo cual es comprensible, pero favorece que las aglomeraciones y los malos comportamientos se concentren en una zona en la que, como algunos viajeros descubren con sorpresa, también vive gente.

Por todo ello, Raxoi ha impulsado 'Fráxil', una campaña enfocada a concienciar sobre la necesidad de cuidar el patrimonio y mantener una actitud cívica y correcta con el entorno, entendido este también como las personas que lo habitan.

Tal y como explica la concejala Míriam Louzao, la primera fase de este plan ya está en curso. Consiste en colocar folletos y carteles informativos por diferentes zonas de Santiago para recordar a los peregrinos que la emoción no entra en conflicto con el respeto, por lo que pueden disfrutar perfectamente de la experiencia al mismo tiempo se mantienen las formas.

Como novedad, desde mañana se implementará una nueva estrategia: la puesta en marcha de informadores en la calle para reforzar el mensaje. Estos, como apunta la edila, estarán activos desde esta segunda quincena de agosto hasta finales de septiembre, dado que el noveno mes del año es el que más turistas atrae a la ciudad.

No obstante, los residentes de las zonas más afectadas por la llegada de turistas consideran que, aunque el enfoque pueda ser correcto, no es lo suficientemente contundente y que, por tanto, su efecto es casi nulo, como demuestra la situación.

Por otro lado, la representante del Ayuntamiento ha confirmado que se aumentará la presencia policial en puntos clave, como la plaza del Obradoiro, para intervenir de forma más directa en quienes incumplan las normas, sean estos locales o visitantes.

Preocupación entre los vecinos

El portavoz de la Asociación Vecinal Fonseca del Caco Histórico, Roberto Almuíña, valora como “ridículo” el número de multas interpuestas, incidiendo en que ni siquiera son en su mayoría a los turistas que se comportan inadecuadamente.

Además, añade que el sentir de los residentes de la Zona Vieja es que la labor policial es “absolutamente irrelevante”, y que lo fundamental, más allá de campañas cuyo efecto no ha sido notable, es aumentar su presencia y su rigor a la hora de denunciar a quien incumpla las normas.