La sociedad de hoy es el resultado de los profesores que nos educaron ayer. Su manera de prepararnos para la vida, más allá de los conocimientos transmitidos, conforman una parte fundamental de nuestra identidad, por lo que siempre están presentes, de un modo u otro, en los avances que conseguimos.
Si ellos fallan, nosotros fallaremos cuando tengamos oportunidad de hacerlo. Si nos dan las herramientas adecuadas, podremos ser capaces de enmendar nuestros errores y hacer que los que vienen detrás aprendan también de ellos.
En este sentido, resulta muy interesante preguntarse cómo será el mundo en un par de décadas, cuando los niños que hoy se forman en las aulas de educación sean quienes estén al mando y asuman la responsabilidad de guiar a nuestra especie.
Es imposible saberlo. Sin embargo, hay muchas historias del presente que invitan al optimismo y que realmente hacen pensar que el futuro brilla. Y no con un brillo normal, sino con el lustre de la humanidad, el respeto, la tolerancia, la libertad y el amor.
Una de estas historias es la del CEIP López Ferreiro. El centro compostelano recibió la semana pasada el Premio Galego de Educación por su iniciativa ‘Sentindo en Feminino’, la cual inculca al alumnado de Infantil valores feministas e igualitarios por medio de la tradición oral.
Una de sus impulsoras es la profesora Rosa Suárez. La docente explica que este es, en realidad, un proyecto que llevan ya años desarrollando en la escuela, aunque no hayan recibido ningún reconocimiento hasta este curso.
Concretamente, el plan educativo gira en torno a los textos de tradición oral gallega y a la educación emocional. Ambas, además, combinadas “cun tinte feminista” para favorecer que los pequeños crezcan con los valores de la igualdad interiorizados.
“Nós podemos desenvolver iniciativas como esta grazas ás familias. Elas permítennos traballar con liberdade e sempre están dispostas a colaborar”
No es aleatorio el hecho de que el proyecto reivindique la tradición oral y la figura de la mujer. Tal y como explica la responsable del mismo, “as mulleres son as principais transmisoras desta tradición”, por lo que simplemente es presentar a los niños la realidad —algunas veces opacada— de nuestra cultura.
Las clases de Infantil en el López Ferreiro parten de la educación emocional; la gestión de los sentimientos y la resolución de problemas. Ahí es donde, como explica una de sus profesoras, empieza a trabajarse la igualdad.
De forma didáctica y por medio de actividades que los estimulan, los menores de cinco años aprenden que, por diferentes que seamos entre todos, debemos recibir siempre el mismo trato. En otras palabras, que a pesar de ser distintos, somos iguales.
Por las aulas han pasado figuras como la política Encarna Otero, la escritora Helena Villar —que además fue maestra del colegio y tiene una clase con su nombre—, la autora Margarita Ledo y muchas otras mujeres destacadas del panorama cultural gallego que han aportado su grano de arena para que los escolares descubran la importante función que desempeñan.
“As nosas aulas de Infantil se chaman Coralia e Maruxa (Fandiño). A raíz diso, logramos que todas as clases do colexio pasasen a levar o nome dalgunha muller galega relevante”
Estas enseñanzas no solo se dirigen a los más pequeños. Los mayores —de Primaria— actúan como padrinos de los que cursan Infantil, por lo que se crean unas sinergias en las que los buenos valores se transmiten en todas las direcciones. En definitiva, mucho más de lo que se podría esperar teniendo en cuenta los recursos de los que disponen.
Con todo esto, lo único que esperan sus profesoras es que cuando crezcan y tengan oportunidad, sus alumnos “poñan en valor a igualdade e a non violencia”. El futuro es incierto, pero si las nuevas generaciones guían al mundo con los valores con los que han sido educados, podemos dormir tranquilos. Sobre todo, en Santiago de Compostela.