La tensión crece entre los usuarios de YouTube: más de 50.000 creadores protestan por la implantación de la herramienta impulsada por inteligencia artificial, diseñada para detectar usuarios menores de edad, lo que podría poner en riesgo la privacidad y anonimato de adultos.
La nueva función analiza patrones de visualización, búsquedas y antigüedad de la cuenta para estimar la edad de los usuarios y aplicar restricciones automáticas si se considera que son menores. Quienes resulten señalados deben verificar su edad mediante documento oficial, tarjeta bancaria o autofoto, lo que genera preocupación sobre la seguridad de datos sensibles.
Muchos usuarios creen que el sistema va más allá de proteger a menores; lo consideran una forma de vigilancia digital disfrazada de control de edad. Temen que su anonimato desaparezca y que sus datos estén en riesgo si hay una brecha de seguridad.
Un portavoz de YouTube intentó tranquilizar al señalar que la compañía “no retiene datos del documento de identidad ni del pago con fines publicitarios”. Sin embargo, esa aclaración no ha calmado los temores, pues la falta de transparencia genera desconfianza.
La presión surge especialmente de creadores de contenido —como quienes hacen unboxings o vídeos infantiles— que consideran injusto que sus gustos sean interpretados erróneamente como infantiles, obligándolos a revelar datos personales.
Del mismo modo, usuarios dentro del espectro autista expresan frustración por parecer tratados como menores pese a ser adultos.
Una petición en change.org reúne decenas de miles de firmas en apenas horas, acercándose rápidamente a las 50.000 adhesiones.
Este episodio refleja una discusión global y creciente sobre sistemas de verificación obligatoria que, con justificaciones en protección infantil, expanden el control digital hacia contenidos y usuarios adultos.
Quienes critican este sistema cuestionan por qué no basta con YouTube Kids para proteger a menores y denuncian la normalización de herramientas invasivas que dificilmente se revoquen una vez implementadas.
Empieza a romperse la percepción de internet como espacio anónimo. Las protestas de YouTubers, la crítica a la vigilancia digital disfrazada de protección infantil y la falta de transparencia en el uso de IA para verificación de edad concentran gran parte de la indignación.
La cifra de más de 50.000 firmas refleja un rechazo masivo, aunque no hay pruebas de que corresponda únicamente a creadores activos. Todo apunta a una movilización diversa, donde se combinan usuarios de la plataforma, espectadores preocupados y defensores de la privacidad digital.
Más allá de las cifras, el debate evidencia que la tensión entre protección infantil y derechos de los usuarios está lejos de resolverse.