El entorno, la compañía y la motivación son claves para que el movimiento beneficie de verdad a la salud mental

Salir a caminar con amigos o hacer yoga al aire libre puede ser más efectivo para el ánimo que cualquier rutina solitaria
El entorno, la compañía y la motivación son claves para que el movimiento beneficie de verdad a la salud mental
Jóvenes caminando por la calle I CEDIDA

Cuando Paula sale a caminar al atardecer con su mejor amiga por el parque del barrio, vuelve a casa sintiéndose renovada. No se trata de cuántas calorías ha quemado, ni del ritmo de los pasos marcados por su reloj. 

 

Lo que la transforma es la charla, el aire fresco y la sensación de estar haciendo algo para sí misma, no por obligación. En cambio, ese mismo cuerpo en movimiento limpiando la casa a toda prisa o corriendo para no perder el bus, rara vez le deja la misma sonrisa.

 

Esta diferencia no es trivial. Cada vez más evidencia científica sugiere que no todo tipo de actividad física impacta igual en el bienestar emocional. Lo importante no es sólo moverse, sino por qué, cómo y con quién se hace.

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Andar en bicicleta por placer o hacer yoga en el parque produce efectos notablemente positivos I LINDSAY ROBINSON/UGA

Según investigadores de la Universidad de Georgia, la relación entre actividad física y salud mental no es tan directa como se pensaba. A menudo, los estudios que analizan sus beneficios no tienen en cuenta si la persona hace ejercicio con gusto o por deber, en compañía o sola, al aire libre o en espacios cerrados. Estos matices, aunque sutiles, marcan la diferencia entre una experiencia reparadora y una mera rutina más del día.

 

"Si el ejercicio se percibe como castigo o se realiza por obligación, los beneficios para el ánimo pueden diluirse", explica Patrick O’Connor, autor del informe de UGA. En cambio, actividades recreativas —como bailar, practicar deportes grupales, andar en bicicleta por placer o hacer yoga en el parque— producen efectos notablemente más positivos sobre el estado emocional.

 

¿Por qué importa el contexto?

La ciencia muestra que el entorno, la compañía, la motivación y hasta las condiciones meteorológicas juegan un papel central en la sensación de satisfacción. Hacer ejercicio con amigos o en un parque soleado suele reforzar sensaciones de bienestar y conexión, mientras que ejercicios solitarios o forzados pueden sentirse como una carga. 


Aunque los ensayos controlados revelan mejoras en personas con trastornos mentales al incorporar ejercicio, muchas de estas investigaciones son breves y se basan en muestras muy específicas —no siempre representativas de poblaciones diversas— lo que sugiere que los efectos generales reportados podrían estar inflados.

Personas maduras deportivas activas haciendo ejercicio matutino en el parque de pie sobre el cesped y doblando los troncos concepto de jubilacion o estilo de vida activo
Tres personas hacen ejercicio en el parque I CEDIDO

Antecedentes y evidencias 

El denominado “green exercise” —hacer deporte en entornos naturales— muestra beneficios significativos sobre la autoestima y el estado de ánimo. Un meta‑análisis con más de 1.200 participantes detectó un efecto medio a fuerte tras breves momentos al aire libre, especialmente cerca del agua.

 

Aunque los efectos del clima en el estado de ánimo varían entre individuos, datos de múltiples estudios apuntan a una relación sutil pero relevante: temperatura, luz diurna, viento y lluvia influyen en el ánimo de manera diferente según cada persona. Por ejemplo, la longitud del día y las temperaturas extremas impactan en el ejercicio físico a través del estado emocional.

 

Organizar actividad física en grupo —sea un paseo, un baile o una sesión de natación en comunidad— puede mejorar la motivación, reducir la ansiedad y generar una sensación de logro compartido. Incluso ayudan actividades simples: conversar a diario con amigos está asociada a un aumento de 10 puntos en escalas de bienestar.

 

Rutina y salud mental

El ejercicio es un potente aliado para la salud mental, pero no funciona por separado. Su impacto en el ánimo depende tanto del contenido de la actividad (placer, diversión, conexión social) como del contexto (lugar, clima, personas, motivación).

 

  • Movimiento con propósito: optar por actividades que se disfruten de verdad, ya sea bailar, nadar, pasear o practicar yoga. Si se asocia con una intención de bienestar o diversión, más allá del mero esfuerzo físico, se potenciará su efecto sobre el ánimo.

 

  • En buena compañía o entornos agradables: la evidencia indica que ejercitarse en compañía mejora la sensación de bienestar y fomenta el vínculo social. Además, si puede hacerse al aire libre —en espacios verdes y con cierta exposición solar— proporcionará beneficios adicionales.

 

  • Atención al clima y al estado emocional: en días lluviosos, ventosos o muy calurosos, son preferibles actividades bajo techo o de intensidad moderada. En cambio, un día soleado puede abrir la oportunidad para una experiencia revitalizante.

 

  • Más vale calidad que cantidad: i breves esfuerzos de 10–15 minutos pueden generar mejoras notables en el humor.

 

  • Flexibilidad y conexión con tu cuerpo: es recomendable no presionarse por cumplir con objetivos duros de intensidad o minutos semanales. Si apetece algo suave y placentero un día, mejor seguir a la intuición.

 

En la rutina diaria, vale más priorizar actividades que realmente se disfruten, realizarlas en entornos agradables y, si es posible, en compañía. Así se multiplicarán los beneficios para el estado emocional, más allá de las calorías quemadas.

El entorno, la compañía y la motivación son claves para que el movimiento beneficie de verdad a la salud mental

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