El boxeo arrasa en Ames | Golden School, el gimnasio de moda en Bertamiráns

El gimnasio coordinado por el entrenador madrileño Jonathan Castro ha conseguido poner de moda los deportes de contacto en Ames, que ya es lugar auténtico culto para multitud de amantes de artes marciales como el muay thai, el kick boxing o el k-1
El boxeo arrasa en Ames | Golden School, el gimnasio de moda en Bertamiráns
El docente y responsable de la Golden School de Bertamiráns, Jonathan Castro | Eladio lois

Entre manoplas, guantes y sacos, media docena de jóvenes saltan a la comba y ensayan sus guardias. Lo hacen en un gimnasio, pero no uno de los que se acostumbra a ver. No hay rastro de barras, máquinas ni mancuernas; solamente un gran tatami iluminado por la luz natural que se cuela por la entrada de lo que en algún momento fue un taller.

 

Los chicos practican concentrados, ignorando la mirada de los vecinos que no pueden evitar curiosear al pasar por delante del enorme portón abierto. Nada los distrae, porque para ellos en ese momento solo existen sus compañeros y, por supuesto, la voz del entrenador.

 

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Parte de un entrenamiento

 

De Madrid a Compostela

 

Jonathan Castro (Madrid, 1978) es el encargado de dirigir la clase, aunque dando la suficiente libertad como para que los alumnos progresen a su ritmo. Lo hace sin exagerar los gestos, pero de igual forma se intuye la maestría de quien cuenta con media docena de cinturones negros en diferentes artes marciales y la experiencia de quien lleva más de un cuarto de siglo instruyendo a los demás en ellas.

 

Descendiente de gallegos y atraído "por lo bien que se vive aquí", el madrileño abrió su primera academia en Bertamiráns hace tan solo un par de años, buscando traer los deportes de contacto a un lugar en el que, hasta el momento, casi nadie había intentado traer. Concretamente, en el número 50 de la avenida de la Mahía. Sin embargo, su escuela atrajo más gente de la que esperaba, por lo que tuvo que trasladarse a la calle Alcalde Lorenzo, donde se encuentra ahora, ya que el otro "se quedó pequeño".

 

Abrir el local no fue sencillo. Hubo que hacer una reforma total que duró muchos meses y exigió una inversión económica importante. En cualquier caso, el resultado de la misma es ideal para las actividades que se llevan a cabo en el espacio, así que no cabe ninguna duda de que "valió la pena".

 

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El cuadrilátero

 

Esta última idea la refuerza el hecho de que en apenas un año este pequeño rincón de la localidad amiense ya cuenta con un centenar de personas inscritas que, además, vienen de diferentes puntos de la comarca única y exclusivamente para aprender en la Golden School. 

 

"No solamente viene gente que quiere aprender artes marciales. Hay muchos que quieren perder peso, algunos buscan ganar disciplina, otros tienen ansiedad y usan esto para liberarse... 

 

 

Alumnado diverso

 

Entre el alumnado predomina el sector joven, pero, a pesar de lo que pueda parecer, hay prácticamente el mismo número de hombres que de mujeres, que entrenan juntos sin distinción. Cada sesión, eso sí, se adapta al nivel que tenga cada pupilo, de modo que son totalmente aptas tanto para personas instruidas como para las que están empezando.

 

Alumnado
Parte del alumnado

 

"Las actividades no están enfocadas a que un compañero pegue a otro. Aunque la gente no lo crea, deportes como el fútbol son mucho más lesivos. Aquí se trabaja la capacidad resolutiva y la disciplina; nunca con un enfoque violento", explica el docente.

 

"La proporción de hombres y mujeres es, más o menos, del 50%. Cuando empecé me llevé una sorpresa, porque se apuntaron muchas chicas; niñas, incluso. Me alegró mucho, porque esto es un deporte para todos y cualquiera que tenga ganas puede participar".

 

 

Popularidad creciente

 

El aumento de la popularidad de las artes marciales es innegable y, como no puede ser de otra forma, Jonathan lo ha notado. Señala que el éxito del que gozan estas ahora es el resultado de promotores que hacen bien su trabajo y de personas que, como él, se atreven a montar lugares donde transferir su conocimiento. Solo así surgen los grandes atletas que conquistan el foco mediático e inspiran a los niños a querer ser como ellos. 

 

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Jonathan Castro posa delante de algunos de sus diplomas

 

Este madrileño de 46 años apostó por Bertamiráns para aportar su grano de arena y dar a conocer los deportes de contacto. Ahora, Bertamiráns le devuelve el gesto a través del agradecimiento y el respeto que, entre manoplas, guantes y sacos, decenas de jóvenes le muestran cada día.

 

"El dinero es importante, pero ni siquiera veo esto como un trabajo. A mí me encanta enseñar a los demás, y lo haría prácticamente por amor al arte"

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