La CIG-Industria de la comarca de Santiago ha denunciado este viernes la situación de incertidumbre en la que se encuentran los 49 trabajadores de Tórculo Comunicación Gráfica, una empresa referente en el sector de las artes gráficas con 50 años de historia. Según traslada la CIG, la compañía, con sede principal en Santiago y presencia en Vigo, A Coruña y Madrid, deberá disolverse antes del 23 de mayo por orden judicial.
Según explicó el representante sindical Benedicto Blanco, el cierre se produce por una crisis financiera que atribuye a la gestión del gerente de Tórculo, Jacobo Bermejo Barrera, quien también es miembro de la Asociación de Empresarios del Polígono del Tambre. Blanco responsabiliza al directivo de haber llevado a la empresa a la quiebra, poniendo en riesgo los 49 empleos de la plantilla, cuya media de edad ronda los 50 años.
La CIG subraya que Tórculo, que llegó a facturar hasta 6 millones de euros anuales, acumula actualmente una deuda de 7 millones de euros. En palabras de Blanco, "parece mentira que después de 50 años una empresa como Tórculo, por su ambición de crecer, esté en la bancarrota, sin dinero para pagar las indemnizaciones".
La crisis se remonta a mayo de 2024, cuando comenzaron los retrasos en los pagos, y se agravó en noviembre del mismo año, momento en el que Tórculo se declaró en concurso de acreedores. Según la CIG, en ese momento se anunció la intención de la empresa catalana Socigestal S.L. de adquirir la compañía, un proceso que finalmente quedó anulado en marzo de 2025 por decisión judicial, al no ofrecer garantías para los trabajadores.
Blanco denuncia que "hay una orden judicial que dice que se tiene que disolver la empresa antes del día 23 de este mes", lo que, a su juicio, refleja la urgencia de la situación.
Según indica la CIG, el sindicato apunta a Jacobo Bermejo y su equipo directivo como responsables del colapso financiero de Tórculo. Entre las irregularidades denunciadas, Blanco asegura que "la misma gente que hundió la empresa está intentando montar una sociedad para quedarse con ella", y cuestiona la viabilidad de este proyecto por falta de credibilidad.
Además, desde la CIG se denuncia la apertura de una cuenta bancaria paralela en noviembre o diciembre de 2024 para gestionar pagos a proveedores, supuestamente al margen del administrador concursal. "No sabemos el porqué, pero para ellos hacían los pagos", sostiene Blanco, quien sospecha que esta cuenta podría haber servido para "cobrar deudas de clientes y meterlas en su bolsillo".
El sindicato también alerta sobre la adquisición de una empresa en Madrid, en concurso de acreedores, con una deuda no saldada de la que no se tienen datos claros. Blanco atribuye estas maniobras a la "ambición de los gerentes por ser el top guai de las artes gráficas", recordando gastos como la compra de una rotativa RICO VC 70.000, valorada en 1,5 millones de euros y única en España.
Los 49 empleados de Tórculo, distribuidos en Santiago, Vigo, A Coruña y Madrid, se enfrentan ahora a un futuro incierto. La CIG recalca que la plantilla no tiene deudas con la Seguridad Social, pero el riesgo de perder sus empleos sigue latente.
El sindicato exige "transparencia y soluciones que prioricen la continuidad laboral", y reclama a las instituciones y acreedores que se explore una alternativa viable que evite la disolución de la empresa. Para la CIG, la venta de la unidad productiva en manos de la actual dirección "carece de credibilidad", y piden un plan de rescate que garantice el futuro de los trabajadores.
Con esta situación, Tórculo Comunicación Gráfica, un emblema de las artes gráficas en Galicia, encara un destino incierto mientras sus trabajadores, apoyados por la CIG, demandan claridad y un compromiso real para salvar sus empleos.