Las largas colas frente a las inmobiliarias de Santiago de Compostela se han convertido en la imagen más evidente del colapso del mercado de alquiler. Desde las 04.00 horas, decenas de estudiantes aguardan para intentar hacerse con un piso donde vivir el próximo curso universitario, aunque ni siquiera madrugar garantiza encontrar una vivienda en condiciones y a un precio razonable.
A media mañana, minutos antes de abrir, más de cuarenta jóvenes aguardaban su turno frente a la inmobiliaria Julio Gerpe, una de las más conocidas de la ciudad. Algunos llevaban más de seis horas de espera: "Vinimos a la una, pero no había nadie, así que nos fuimos a dormir hasta las 4.00; a esa hora ya había dos parejas aquí", relataba un estudiante a Europa Press.
Los jóvenes denuncian que, a pesar del esfuerzo, los precios son elevados y muchos pisos presentan deficiencias, sobre todo en el Ensanche, donde un alquiler puede rondar los 300 euros por persona. A esto se suman los problemas recurrentes de humedad, que, según advierten, afectan a la salud de los inquilinos sin que los propietarios ofrezcan soluciones.
"Mi primer piso estaba bien situado y costaba 150 euros por persona; éramos cinco. Este último año pagábamos mucho más y las condiciones de la habitación eran peores, con humedades y sin apenas mantenimiento", lamentan.
La dirección de la inmobiliaria Julio Gerpe confirma que este fenómeno se ha acelerado en los últimos años. Atienden a unas 200 personas diarias, frente a un mercado con escasa oferta y mucha presión: lo que antes se resolvía a lo largo de julio y agosto, ahora se concentra en dos o tres días.
“La gente quiere marcharse a casa con el piso cerrado. Antes se venía a Santiago tranquilamente un día y se solucionaba. Ahora hay esa prisa por alquilar antes de irse de vacaciones”, explica uno de los responsables.
A esta demanda estudiantil se suma la de trabajadores que buscan vivienda, lo que multiplica la presión sobre el mercado local.
Según señalan desde la inmobiliaria, aunque “la mayoría de los pisos quedan bien, hay muchos que presentan problemas de humedad o suciedad”. Algunos no están listos para enseñar, pero aun así los estudiantes quieren verlos y cerrar cuanto antes el alquiler.
La previsión es que “el caos” dure alrededor de una semana, con tres días especialmente intensos, para después normalizarse paulatinamente.
Aun así, la situación de fondo sigue siendo preocupante: falta de oferta, subida de precios y viviendas en mal estado en una ciudad donde el alquiler sigue siendo uno de los mayores problemas para quienes llegan a estudiar o trabajar.