David Uclés (Úbeda, 1990) es músico, dibujante y escritor. Sin embargo, su prolífica dedicación al arte se canaliza de forma especialmente sobresaliente en la literatura, área en la que el jienense ha cosechado un reconocimiento mayúsculo a nivel nacional.
Primero con ‘El llanto del León’ (2019). Después, con ‘Emilio y Octubre’ (2020) y ahora con ‘La península de las casas vacías’; una obra sobre la Guerra Civil fruto de 15 años de trabajo y que, como explica el propio autor, ha sido posible gracias a la inspiración otorgada por Santiago de Compostela.
¿Qué o quién provoca que comience a escribir la novela?
Mi abuelo materno, Luis. En 2009, como hace 15 años, sentí la necesidad de anotar las historias sobre la Guerra Civil y sobre el pueblo para que no se perdieran cuando él muriera.
¿Por qué utilizó el enfoque del realismo mágico?
Primero, porque es mi estilo. Disfruto de deconstruir la realidad de y de volver a ensamblar. Además, para este libro ha sido algo positivo porque no se había tratado la Guerra desde esta perspectiva.
Este libro es el resultado de más de mil páginas de manuscrito. ¿Cómo es el proceso creativo de una obra así?
Los primeros siete años el proceso fue más orgánico. Simplemente quería hacer una Macondo íbera partiendo de las historias de mi familia. Sin embargo, en los últimos años, me propuse desparramar a los personajes de la novela por todo el mapa para contar la realidad a través de su visión. Y eso requiere un trabajo de investigación.
Hablando de viajes, tengo entendido que Santiago es un lugar que conoce muy bien.
Sí. Llevo casi diez años pasando los veranos en Santiago. Además, viví casi dos años completos aquí. Mi primer contacto con Compostela fue en 2015, cuando todavía era bastante asequible el alquiler. Pensé que el verde me inspiraría y me ayudaría mucho a escribir, que fue a lo que me dediqué mientras estuve ahí. Lo hacía en el monte Pedroso, en la mesa de un bar.
¿Qué es Compostela en su vida?
Como decía Machado, uno no es de donde nace sino de donde quiere morir. Y yo creo que querría terminar aquí esta aventura que es la vida. Me siento íbero, pero si tengo que concretar más, mitad andaluz y mitad compostelano. Santiago me tranquiliza, es un hogar y en ella me siento como en casa. Ten en cuenta que el verano lo paso cantando en la calle, y eso da una conexión muy grande con la ciudad. l