Un vídeo grabado en la rúa do Hórreo se ha convertido en viral en los últimos días. La usuaria de Instagram @montsefont0, que se desplaza en silla de ruedas, intentaba acceder a un autobús urbano de Santiago. Sin embargo, el vehículo no disponía de rampa de acceso y tuvo que continuar su recorrido sin recoger a la pasajera. La escena, compartida en redes sociales, acumula ya más de 2,3 millones de visualizaciones y más de 1.000 comentarios.
El vídeo ha despertado una fuerte polémica. Una parte de los usuarios ha criticado la escasa accesibilidad del transporte público compostelano, señalando que situaciones como esta ponen en evidencia la falta de recursos para las personas con movilidad reducida. Otros, sin embargo, han acusado a la autora de forzar la situación y recurrir al victimismo.
Además de cientos de comentarios en tono de mofa hacia la usuaria que ha subido el vídeo, muchos espectadores también insisten en que, aunque la persona en silla de ruedas tiene motivos para sentirse discriminada, sería mucho más efectivo presentar una queja o denuncia de forma oficial en lugar de sugerir que se trata supuesta mala práctica del conductor del bus, sobre el que podría caer una reprimenda sin ser responsable de que su vehículo no esté adaptado.
Lo que más ha llamado la atención es el comentario del propio conductor del autobús implicado, que intervino en la publicación para dar su versión. El trabajador explicó que ese vehículo “no tiene rampa” porque, según afirmó, la empresa concesionaria no repara adecuadamente los sistemas averiados, sino que los inutiliza colocando una chapa metálica con remaches.
El conductor añadió que, en ningún momento, pudo abandonar su puesto de trabajo para asistir a la usuaria y que trató de comunicarle con gestos que el autobús no disponía de medios de accesibilidad. Además, defendió que la forma correcta de presentar una reclamación es a través de Tussa, el organismo público encargado del transporte en Santiago, y no “demonizar a un asalariado en redes sociales”.
El caso ha reavivado la conversación sobre la falta de medios adaptados en el transporte urbano de Santiago y la necesidad de mejorar las condiciones para las personas con movilidad reducida. Mientras tanto, el vídeo sigue acumulando reproducciones y comentarios, reflejando una división de opiniones entre quienes reclaman un servicio inclusivo y quienes cuestionan la forma de visibilizar estas carencias.