La vista es, seguramente, el sentido que más valoramos. Si bien todos son sumamente importantes, un deterioro severo en este puede derivar en la dependencia casi total de una persona; de ahí el respeto y la inquietud que nos inspira cualquier enfermedad que tenga que ver con los ojos.
No obstante, la cruda realidad es que la importancia que le damos no suele ir en consonancia con una preocupación demasiado grande por preservar la salud de los órganos responsables de la visión. De hecho, es un sentido cuyo funcionamiento supone un gran misterio para la mayoría.
En este punto es donde entran los especialistas, como el doctor Francisco Gómez-Ulla, considerado toda una eminencia en el campo de la oftalmología.
El director del Miranza Instituto Gómez-Ulla de Compostela ha dedicado décadas a velar por la salud ocular de los demás, ya sea a través de la intervención directa o por medio de la difusión de su conocimiento a otros profesionales.
Con respecto a esto último, recientemente retinólogos procedentes de toda España han tenido la oportunidad de participar en una jornada formativa organizada por Miranza en la facultad de Medicina de la USC y que, por supuesto, contó la participación del director del Instituto.
Organizar cursos con la capacidad de convocar a profesionales con tanto reconocimiento habla muy bien de la entidad que coordina. ¿Cómo se siente al respecto?
Bien. He organizado muchos cursos y conferencias, así que ya es algo habitual. De hecho, este último es un curso que hacemos periódicamente cada tres o cuatro años.
En sus cursos aborda cuestiones especializadas, ¿pero cuál es la que considera más importante que conozca el público de a pie?
Hay muchos temas importantes. Es necesario tener cuenta que la retina es el tejido que nos permite ver; el que recoge la información, la procesa y la envía al cerebro. Así, todo lo que suceda en torno a ella es importante, como la degeneración de la mácula, una de las patologías más comunes. Esta afecta especialmente a personas de 60 años y tiene dos formas: una húmeda, que tiene tratamiento —el cual consiste en aplicar inyecciones dentro del ojo cada cierto tiempo para evitar que el paciente pierda la visión central— y una seca, que todavía no tiene tratamiento aunque ya lleva un año estudiándose y que lo que hace es retrasar el avance de la enfermedad y, por tanto, la pérdida de la visión.
¿Qué se puede hacer para evitar esa degeneración macular?
Está muy relacionada con la edad, la carga genética y el estilo de vida. Es importante tener una vida saludable, evitar el tabaquismo y mantener una dieta rica en omega-3.
También hablan en los cursos de inteligencia artificial. ¿Cómo se podría aplicar esta al campo de la oftalmología?
De alguna manera, ya la usamos. Incluso, llevamos años haciéndolo. Tenemos distintos métodos de exploración y distintos aparatos que la utilizan para darnos un diagnóstico. Ahora, con el desarrollo tan espectacular que tiene, lo que consigue es ayudarnos mucho con nuestra labor. No hay que verla como un enemigo, sino como una herramienta que nos ayuda en nuestra práctica clínica diaria. No sustituirá a los médicos, jugará a nuestro favor.
Hablando de futuro, ¿cuáles son los próximos retos que asumirán desde Miranza?
Hoy hacemos exploraciones que no son invasivas y que nos permiten tener diagnósticos muy rápidos. Eso antes era impensable y ahora podemos ver todos los detalles de la retina en vivo. Por otro lado, esta tecnología es carísima, y avanza tan rápido que tenemos que estar cambiándola mucho más rápido de lo que desearíamos por el coste económico que supone. Entonces, nuestros retos futuros son, sin duda, incluir la inteligencia artificial a nuestra práctica clínica diaria. Además, queremos mejorar nuestras técnicas de microcirugía y, sobre todo, avanzar en la investigación porque creemos que es imprescindible para el cuidado de nuestros pacientes.
A pesar de lo importante que es, tengo la sensación de que el campo de la oftalmología es muy desconocido para el público general. Al menos, en comparación con otras áreas de la salud. ¿Qué piensa usted al respecto?
Es mucho más fácil vender a la gente el corazón que los ojos; se entiende mucho más fácil una enfermedad en un lugar que en el otro. Sin embargo, todos los pacientes que he tratado dicen lo mismo: "no quiero quedarme ciego". De los cinco sentidos, la vista es el que justifica y complementa los demás. Aun así, creo que los pacientes están más informados de lo que parece. Ahora la gente ya sabe la importancia, por ejemplo, de la mácula. Suelen venir asesorado por 'doctor Google'. Eso a veces es bueno, pero también deforma.
Por último, ¿qué consejo daría al lector para que cuide su vista y prevenga las enfermedades más comunes en los ojos?
A veces los pacientes me preguntan: "¿Puedo usar la vista? ¿Se gasta?". Yo siempre contesto que la vista no se gasta. Es para disfrutar de ella, aunque debemos cuidarla. Los excesos influyen, por supuesto, así que es importante mantener una vida sana. Especialmente para la gente joven, recomendaría el uso de gafas de protección ocular cuando se hagan deportes en los que haya riesgo de lesión por traumatismo, como el pádel o el squash. En general, ir con 'sentidiño'.