La mala práctica científica no es un asunto menor ni limitado al ámbito académico. Puede tener consecuencias directas en la atención médica y en la salud de los pacientes. Esta es la idea central del editorial firmado por Alberto Ruano Raviña y Cristina Candal Pedreira, investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS), que publica el último número del British Medical Journal (BMJ), una de las revistas médicas más reconocidas a nivel internacional.
El editorial acompaña un artículo que expone cómo la inclusión de estudios retractados —retirados por contener datos falsificados, manipulados o inventados— en revisiones sistemáticas y guías clínicas puede alterar completamente las recomendaciones dirigidas a profesionales sanitarios. Estos documentos influyen en decisiones médicas diarias, por lo que cualquier desviación en su base científica representa un riesgo real.
Los investigadores compostelanos, que forman parte del grupo de Epidemiología, Salud Pública y Evaluación de Servicios de Salud del IDIS, llevan años analizando el fenómeno de la mala conducta científica. En este editorial subrayan cómo la presión por publicar, unida a prácticas editoriales poco rigurosas, está favoreciendo este tipo de situaciones.
Uno de los focos de preocupación señalados en el texto es el auge de los denominados paper mills, empresas que producen en masa manuscritos científicos —a menudo con datos falsificados— que luego se comercializan entre investigadores. Esta práctica, además de ética y científicamente cuestionable, amenaza la fiabilidad del conocimiento en áreas sensibles como la medicina clínica. De hecho, este fenómeno fue el tema central de la tesis doctoral de Cristina Candal Pedreira.
El editorial recoge también los datos de un estudio recientemente publicado en el mismo BMJ que demuestra el alcance del problema. La eliminación de ensayos clínicos retractados provocó un cambio de dirección en los resultados del 8 % de los metaanálisis, y en uno de cada seis se alteró la significación estadística de los hallazgos. Estos cambios no solo afectan a la interpretación de los resultados, sino que pueden invalidar recomendaciones aplicadas directamente a pacientes.
Ante esta situación, los investigadores del IDIS ponen el foco en la responsabilidad de las sociedades científicas, las revistas y los autores de revisiones y guías clínicas. Si sus recomendaciones se basan en estudios ya retractados, deben ser actualizadas para garantizar que los tratamientos aplicados realmente beneficien a los pacientes.