La sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, con sede en Santiago de Compostela, juzga esta semana a un hombre acusado de un presunto abuso sexual con acceso carnal cometido en octubre de 2021. Durante la vista oral celebrada este miércoles, la víctima relató que el acusado le insistió en varias ocasiones para que tomase una medicación que ella ya tenía pautada y que, según su testimonio, la dejaba adormecida hasta el punto de no poder recordar lo ocurrido con claridad.
La Fiscalía solicita seis años de prisión para el acusado, de nacionalidad colombiana, por unos hechos que se produjeron tras un encuentro entre ambos concertado a través de la aplicación Tinder. La denunciante afirmó que no tenía ninguna intención sexual y que confió en el hombre porque en su perfil se presentaba como médico, algo que él no desmintió.
La mujer, que declaró por videoconferencia para no tener que ver al acusado, explicó que padece una neuralgia diagnosticada anteriormente, por la que toma varios medicamentos. Uno de ellos, en particular, le produce efectos similares a la somnolencia extrema. “Era como tomar burundanga. No te acuerdas, vas por impulsos. Tu cerebro se apaga pero tu cuerpo sigue despierto”, describió.
Durante la cita, que comenzó con una cena en el centro de Santiago, ella evitó tomar ese medicamento hasta regresar a casa, pero según dijo, el acusado le insistió varias veces para que lo hiciera, incluso con frases como “tómate esas pepas”, lo que le resultó extraño “siendo médico”. A lo largo de la noche, ambos consumieron bebidas: ella medio vaso de vino y tres mojitos sin alcohol; él, cuatro cervezas.
Ya en el domicilio del acusado, en la madrugada, la denunciante accedió a quedarse un poco más para bailar, pero aseguró que entonces él intentó tocarle las nalgas sin su consentimiento. Poco después, comenzó a sentirse desorientada y con dificultad para hablar, hasta que perdió la conciencia. Según declaró, se despertó parcialmente mientras él le retiraba la ropa y le tocaba los genitales, y en otro momento notó que intentaba penetrarla. “¿Qué estás haciendo?”, le preguntó al recobrar la conciencia y ver al acusado sobre ella.
La mujer insistió ante el tribunal en que no se quitó la ropa voluntariamente y que al día siguiente acudió al hospital y denunció los hechos ante la Policía. También indicó que días después detectó marcas de dedos en un muslo, que puso en conocimiento del juzgado.
En la sesión también declararon tres amigos de la víctima, dos de ellos de forma presencial y uno desde un juzgado de Asturias. Todos confirmaron que la mujer les comunicó lo ocurrido la mañana siguiente y que se encontraba visiblemente afectada. Uno de los testigos aseguró: “La pobre estaba deshecha”.
Dos de ellos señalaron que ya conocían los efectos de la medicación que tomaba, y una amiga recordó un episodio anterior en el que también se quedó desorientada en un restaurante tras ingerirla. Todos coinciden en que, desde lo ocurrido, la notan apagada y triste.
El juicio continuará este jueves con la declaración del acusado. Aunque la figura del abuso sexual con acceso carnal ya no figura en el Código Penal tras la reforma de la conocida como ley del solo sí es sí, la normativa aplicable es la vigente en el momento de los hechos.