Nara: “Ni en el escenario más optimista nos planteábamos crecer tanto”

El acogedor restaurante que Tamara y Humbert inauguraron hace menos de medio año en pleno corazón del Casco Histórico ya es todo un lugar de culto para los fanáticos de la cocina asiática
Nara: “Ni en el escenario más optimista nos planteábamos crecer tanto”
De izquierda a derecha: Richard, Tamara y Humbert en la puerta de su establecimiento

La comida asiática está de moda, en general, pero de forma clara y notoria en la capital gallega. 


Los dedos de una sola mano no bastan para contar los restaurantes especializados en comida china y japonesa que han abierto este año en Santiago.


Además, estos se suman a una ya larga lista de establecimientos que llevan años aprovechando el furor que causa la comida oriental en el público más sibarita.


No obstante, entre los noveles hay uno que destaca sobre el resto y que ha logrado en tan solo unos meses un crecimiento exponencial digno de estudio en las escuelas de marketing.


Se trata de Nara, un cálido y acogedor noodle bar ubicado en Entrerrúas, pleno corazón del Casco Histórico, que Humbert y Tamara, sus dueños, coordinan a la perfección para conquistar el paladar de vecinos y visitantes.

 

Tamara y Humbert
Tamara y Humbert

 

Entrevista

 

¿Cuántas personas componen el equipo de Nara actualmente?
Somos Tamara, otras tres personas y yo (Humbert). De hecho, necesitamos otras dos. En el proyecto que hicimos para que nos dejaran dinero en el banco planteamos tres escenarios: el pesimista, el realista y el optimista. Ni en el escenario más optimista nos planteábamos crecer tanto.

 

¿Se plantean alguna forma de expandir el negocio?
Queremos hacer takeaway. Nos gustaría montar una cocina externa donde poder hacer la comida que va directamente para casa. Ahora mismo está complicado encontrar personal, pero seguramente para finales de este año podamos hacerlo.

 

¿Piensan en alguna nueva especialidad que añadir a la carta?
Sí. Vamos a especializarnos en el ramen, los arroces y los fideos. Además, iremos cambiando la carta porque tenemos muchos clientes recurrentes y no queremos que repitan siempre la misma comida.

 

¿Hay más público recurrente o gente de paso?
La gente vuelve mucho. Además, traen amigos a que prueben la comida y estos regresan nuevamente con más gente.

 

¿Por qué eligieron ese local tan entrañable?
Principalmente, porque la cocina está abierta. No es lo mismo estar encerrado que ver como reacciona el cliente a lo que haces.

¿Qué les diferencia de los demás asiáticos que hay por la zona?
Nosotros hacemos las masas a mano. Trabajamos harinas ecológicas y, en definitiva, le damos otro valor a la comida. Intentamos en todo lo posible que ese bocado que te llevas sea un regalo para el paladar. l

Nara: “Ni en el escenario más optimista nos planteábamos crecer tanto”

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