Un hombre que trabajaba como portero en la discoteca Blaster de Santiago de Compostela y que está acusado de haber agredido a un cliente con el que tuvo un encontronazo ha asegurado este jueves que el autor de la agresión no fue él, si no otro hombre que desempeñaba labores de seguridad en el local de forma irregular.
Así lo ha dicho en la última sesión de este juicio, que se ha celebrado en los Juzgados de Fontiñas como conclusión a este proceso, que tuvo su inicio judicial en el mes de febrero. El acusado, por petición de su defensa, ha declarado en último lugar.
En su intervención ante el tribunal, el procesado ha rechazado que él propinase un empujón o un puñetazo a la víctima, que tras los hechos, cayó a la carretera y fue atropellado por un vehículo, y ha mantenido que permaneció dentro de la discoteca en todo momento mientras se producía el suceso.
El autor, ha dicho, es uno de sus compañeros, que trabajaba de forma irregular y esporádica en el control de seguridad del local y que, ha añadido, no delató hasta ahora porque el dueño de la discoteca les pidió que no dijesen nada acerca de él.
Al igual que los testigos, el hombre ha narrado que esa noche, próximo a la hora de cierre, fue reclamado por radio interna por un altercado que se estaba produciendo en el interior de la discoteca, donde un joven se había propasado con una de las camareras.
Él, ha dicho, acudió hacia la zona y dijo al joven implicado -la víctima- que debía abandonar el local. El chico, ha añadido, salió "super tranquilo", por lo que lo dejó en la puerta y regresó a la zona de los baños a comprobar que no había más problemas.
Con ello, ha sostenido que estaba dentro del local cuando se produjo la supuesta agresión y que, al oír el tumulto generado fue cuando salió y vio al joven ya atropellado en la carretera.
A pesar de que los testigos y el dueño del local apuntan a que ese día solo estaban trabajando en el control de acceso el acusado y otro portero, el procesado ha afirmado que había un tercer joven, al que atribuye la agresión, que colaboraba con ellos de forma esporádica.
Según ha dicho, era él el que estaba en el exterior del local en el momento de los hechos y el que agredió a la víctima, y ha añadido que nadie habló de su existencia porque el dueño de la discoteca les prometió que se haría cargo de todo y les pidió que no mencionasen su nombre, porque trabajaba de forma irregular.
Del mismo modo, el procesado ha asegurado que las cámaras del local "funcionaban perfectamente" y que el propietario retiró esa misma noche la grabadora y "se la llevó para su casa" .
El Ministerio Público y la acusación particular consideran los hechos constitutivos de un delito de lesiones y solicitan para el acusado cuatro años de prisión. En concepto de responsabilidad civil, Fiscalía demanda abonar a la víctima la cantidad de 7.800 euros y la acusación reclama 15.000 euros.
La defensa, por su parte, pide la libre absolución y, en caso de condena, que se aplique la atenuante de dilaciones indebidas. En el caso también está personada la aseguradora, que desvincula las lesiones sufridas por el joven de la supuesta agresión, recordando que inmediatamente después fue atropellado de forma fortuita, por lo que no puede descartarse que fuesen acción del coche. El juicio ha quedado visto para sentencia.