La Catedral de Santiago no es el final del Camino. Para muchos, es ahí, precisamente, donde comienza la auténtica aventura. La  capacidad que tiene para cambiar la vida de las personas está más que probada, y no es necesario esforzarse demasiado para encontrar testimonios que prueben cómo el monumento ha sido el motor de proyectos verdaderamente maravillosos.

Allá por el 1999 y a unos 900 kilómetros de aquí, un grupo de amigos ceutíes sintieron la llamada de Compostela. Esta fue tan intensa que vieron totalmente imposible desatenderla. Así, desde entonces, han decidido responderla peregrinando hasta la ciudad cada año.

En el cuarto de siglo que llevan reviviendo ese ilusionante e inolvidable periplo inicial, recuerdan con especial cariño a las personas que han conocido, la admiración que despiertan en ellos los paisajes que lo conforman y, sobre todo, el trato recibido por los vecinos de las localidades que han atravesado en las rutas. 

Sin embargo, a diferencia de las muchas otras formaciones con actividades y objetivos semejantes, los Amigos del Camino de Ceuta han logrado que su recuerdo perdure para siempre a través del arte.
Uno de los integrantes del grupo, Juan Antonio Rodríguez, decidió unir sus dos pasiones, el Camino y la pintura, para rendir continuos homenajes a la que sin duda es una de las experiencias que más impacto han tenido —y tienen— en su vida.

En total, Juan Antonio ha elaborado a sus 77 años más de 80 cuadros empleando diferentes técnicas pictóricas, como el óleo y la acuarela, para representar con su visión particular los tramos y ubicaciones que más han calado en él.

Texto explicativo del autor: 

"A pocos kilómetros de Padrón nos encontramos con el Santuario de Nuestra Señora de la Esclavitud, cuyos campanarios han sido feliz referente para aquellos peregrinos que se dirigen a Santiago por la ruta portuguesa. Su construcción se debe al milagro acontecido en torno a una fuente que aún podemos encontrar bajo sus escalinatas, pero yo aconsejaría al viajero que no se quedara en la cáscara del monumento, que profundizara un poco más hasta llegar a la sacristía, donde podría contemplar, entre otras curiosidades, unas pinturas muy interesantes relacionadas con hechos realizados por la Señora del lugar"

Amor al arte y a Compostela

El único objetivo que el artista tiene es disfrutar de su talento al mismo tiempo que establece un punto de unión entre la capital gallega y la Ciudad Autónoma, por lo que nunca, a pesar de las propuestas recibidas, ha accedido a vender sus creaciones. Solo reivindica, a través de su obra, la importancia de la conexión entre su tierra y la tierra de Santiago.

En las próximas semanas, los Amigos retomarán,  en las que ya son sus bodas de plata, el Camino de Santiago. Pasarán por localizaciones conocidas, descubrirán muchas otras y disfrutarán de todas las anécdotas que la experiencia les regale, como llevan tanto tiempo haciendo. 

Juan Antonio, concretamente, buscará en cualquier rincón, descubierto o no, nuevas fuentes de inspiración para acercar su colección a la redonda cifra de los cien cuadros. Eso sí, únicamente por amor al arte, a Ceuta y, sobre todo, a Compostela.