Lo más bonito de partir es guardar el recuerdo del lugar que un día fue nuestra casa y que, en algún momento, podrá volver a serlo. Resulta muy complicado explicar ese agridulce sentimiento de echar de menos una tierra, pero, al mismo tiempo, soñar despierto con retornar a ella. Muchas personas lo llaman morriña. Sin embargo, es una emoción tan vinculada a la historia del pueblo gallego que no necesita tener nombre para que cualquier familia entienda perfectamente de qué se trata.
Dejar nuestro hogar para encontrar un lugar mejor no suele ser una opción. Más bien, en la mayoría de ocasiones, es una necesidad. Familias enteras se despedían en los puertos, con la incertidumbre de si volverían a verse. El océano Atlántico se convirtió en el vínculo entre lo que se dejaba atrás y lo que se buscaba delante, un puente de esperanzas y sueños que siempre iba acompañado de un profundo sentido de pérdida. En cada emigrante gallego había un corazón dividido: por un lado, el deseo de prosperar en tierras lejanas; por otro, la melancolía por la tierra natal, los seres queridos y las costumbres que quedaban atrás.
No obstante, la emigración gallega no es solo una historia de tristeza y despedida, también es una historia de resiliencia, de adaptación y de transmisión cultural. Allí donde un gallego se asentaba, llevaba consigo un pedazo de su tierra. Las tradiciones, las creencias, la lengua y los valores gallegos cruzaron fronteras y se mantuvieron vivos en los países de destino. La comunidad gallega, tanto en América como en Europa, supo crear redes de apoyo que le permitieron mantener su identidad y sus lazos con Galicia, a pesar de la distancia.
Ahora, gracias a la iniciativa ‘Reencontros con Galicia’ impulsada por la Xunta a través de la Secretaría Xeral da Emigración, muchos de los protagonistas de la historia viva de nuestra Comunidad tienen la oportunidad de pasear por los campos en los que jugaban de niños, observar los paisajes que los embelesaban cuando todavía no les parecían exóticos y, sobre todo, abrazar a las personas que han soñado con tener entre sus brazos durante tantos años.
El proyecto promovido por el Gobierno autonómico tiene como objetivo conseguir que 200 emigrantes gallegos mayores de 65 años que residen actualmente en América puedan regresar a su tierra natal para visitar a sus familias y conectar con la realidad actual de la Comunidad.
Durante los próximos nueve días —su regreso está previsto el 18 de octubre—, los participantes disfrutarán de un periodo en las residencias de la Consellería de Política Social ubicadas en Panxón (Nigrán) y O Carballiño. Además de redescubrir el paisaje y la cultura gallega, podrán participar en diversas actividades recreativas y de ocio, diseñadas para hacer de este viaje una experiencia inolvidable.
Entre estas, por ejemplo, están previstas excursiones por las principales ciudades de la Comunidad. No obstante, tal y como explican los propios participantes, “lo más importante es estar de nuevo con la familia”, puesto que en la mayor parte de los casos, hace décadas que no se reúnen con sus seres queridos.
La Secretaría Xeral da Emigración cubre los gastos de traslado desde sus países de residencia hasta Galicia, así como el regreso, asegurando además la movilidad dentro de la región, el alojamiento y la manutención para aquellos con recursos económicos limitados.
Entre los países que aportan mayor número de participantes destacan, en este orden, Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela y Cuba.
La recepción oficial de una buena parte de los integrantes del programa tuvo lugar la mañana de ayer en el aeropuerto Rosalía de Castro de Santiago. Allí, el secretario xeral da Emigración, Antonio Rodríguez Miranda, les dio una cálida bienvenida y los felicitó por encontrarse de nuevo en la que nunca ha dejado de ser su casa.
Entre abrazos, sonrisas y miradas emocionadas, Miranda destacó la importancia de este reencuentro, no solo para quienes han vivido fuera durante décadas, sino también para la propia Comunidad.
"Galicia, como sociedade, debe facer estos programas para agradecerlle a estas persoas que nunca quixesen perder a súa vinculación coa súa terra e, sobre todo, axudalos e darlles a oportunidade de que retornen. Hai que ter en conta que moitos deles, xa sexa por condicionantes económicos ou doutro tipo, non poderían vir sen esta iniciativa", explicó a este medio.
El director xeral también puso en valor la importante tarea de coordinar el viaje de grupos de personas tan grandes y con tantas necesidades especiales. “Falamos de persoas de máis de 65 anos; moitos deles por riba dos 80 e, mesmo nun caso, 92 anos. Isto significa que, incluso antes de que partan dos seus países, temos que comprobar moi ben que estean en condicións físicas axeitadas. É necesario que cumpran un recoñecemento médico para asegurarnos de que poden soportar ben un viaxe así, xa que para moitos deles supera as 12 horas”, recalcó el representante de la Xunta.
La espera se hizo larga. Especialmente para Carlos Segade, vecino de Rianxo que contaba los minutos para encontrarse por primera vez con su primo Manuel, quien emigró a Argentina con tan solo 5 años y al que todavía no conoce. “Non lle coñezo nin a cara. Trataremos de identificalo polo pai, ao que supoñemos que se parece. Marchou hai máis de sete décadas e é a primeira vez que visita Galicia. Temos moitas ganas de saber como é”, relataba visiblemente emocionado.
Finalmente, aunque con algunos minutos de retraso, una expedición de unas 50 personas, la mayoría de ellas procedentes de Argentina, aterrizó en Santiago. Su llegada fue acompañada de aplausos y un ambiente festivo que hizo olvidar, por un momento, la nostalgia del tiempo pasado. Muchos de los asistentes no pudieron contener las lágrimas al bajar del avión y reencontrarse con familiares que los esperaban, o al pisar por primera vez en décadas el suelo gallego.
Un ejemplo es el de Carmen, que vive en Buenos Aires. Tuvo que emigrar con sus padres a los 3 años y, desde entonces, no había tenido oportunidad de conocer la tierra que la vio nacer. Aunque no tiene familiares ni apenas recuerdos de Galicia, tiene claro que está “de vuelta a casa” y que, por mucho tiempo y distancia que haya de por medio, “siempre seré una gallega más”.
El de María Isabel es un caso bastante diferente. Nació en Finisterre y tuvo que emigrar a América de niña, pero ha podido regresar a Galicia varias veces. En esta ocasión, beneficiándose de la iniciativa impulsada por la Xunta, ha querido hacer una nueva visita para ver a sus hermanas. En sus propias palabras, “tengo todo aquí; aquí está mi vida entera y estoy deseando aprovechar al máximo cada día”.
Durante los próximos días, los participantes del programa disfrutarán de actividades culturales y recreativas organizadas por la Xunta, además de visitas a lugares emblemáticos de Galicia. También tendrán tiempo libre para pasar con sus familias, una oportunidad especial para retomar vínculos y compartir historias de una vida que, aunque alejada geográficamente, siempre estuvo conectada con Galicia a través del corazón.
El secretario xeral no desaprovechó la ocasión para recordar que, aunque ya van más de 30 años impulsando esta iniciativa, “O Goberno manterá o seu comproimiso e a súa responsabilidade, porque é a débeda que temos cos nosos maiores no exterior”. Así, los ‘Reencontros con Galicia’ no son solo un regreso a la tierra, sino un recordatorio de que, por lejos que se esté, las raíces siempre tiran hacia el hogar.
En la misma línea, la Secretaría Xeral da Emigración también impulsó a lo largo de este verano un programa para que jóvenes de entre 16 y 17 años residentes en el extranjero pero con ascendencia gallega pudieran conocer la tierra de sus padres y abuelos. La iniciativa, ‘Conecta con Galicia’, supuso para la mayoría de los participantes —casi un centenar— la primera posibilidad de conocer físicamente la tierra de sus antepasados y a las generaciones de la familia que quedaron en la Galicia territorial, aunque los conociesen previamente a través de la cultura y la tradición.
Su estancia tuvo lugar en el albergue juvenil de Gandarío, en Bergondo. En estas instalaciones pudieron realizar diferentes actividades lúdicas y deportivas relacionadas con el entorno local, así como la participación en visitas culturales y excursiones guiadas para conocer el funcionamiento de las empresas más punteras en su sector a lo largo de la geografía gallega.
Ahora, una vez de vuelta en sus lugares de residencia, los participantes de ‘Conecta con Galicia’ actúan como embajadores de nuestra tierra al otro lado del Atlántico, compartiendo sus experiencias y promoviendo nuestra cultura y valores en el exterior; tal y como se espera conseguir con los mayores de 65 años y el programa iniciado la mañana de ayer.