Santiago de Compostela vive estos meses una explosión de pintadas en sus calles. Desde los muros del Casco Histórico hasta los escaparates del Ensanche, las fachadas de la ciudad han visto multiplicarse los grafitis, con especial protagonismo de las firmas —conocidos en el ámbito del graffiti como "tags" (etiquetas, en inglés)— y los eslóganes políticos. Muchos de ellos, además, bailando sobre la fina —o no tan fina—de lo que se considera libertad de expresión.
Mientras la vertiente artística del mundo del graffiti sigue luchando por su espacio, los comerciantes del Ensanche, una de las zonas más afectadas por la proliferación de pintadas, son las principales víctimas de esta tendencia.
Es el caso de Ideodental, la clínica odontológica de la plaza de Vigo. Su gerente, Felipe Arce, relata a Diario Compostela el disgusto que supuso para él llegar por la mañana a su negocio y encontrar una gran pintada de "Socialismo ou barbarie" en la impoluta fachada blanca de su establecimiento.
"Tenemos una denuncia presentada en la Policía Local y la Guardia Civil. Además, sabemos perfectamente quiénes son, la zona está videovigilada y es un grupo universitario conocido que firma lo que hace, pero las autoridades nos dicen que es un delito menor y que no se puede hacer mucho al respecto
Arce insiste en que esa misma noche aparecieron muchas otras pintadas en diferentes puntos del Ensanche compostelano: "Esa noche debían estar aburridos, porque hicieron lo mismo en todo Santiago".
El Ayuntamiento ofrece un servicio de limpieza para retirar las pintadas de las fachadas de comercios y edificios privados. Sin embargo, muchos propietarios, como el de Ideodental, prefieren contratar sus propios servicios de limpieza para conseguir un resultado más estético y rápido. Esto se debe a que la solución municipal consiste en tapar la pintada con una capa de pintura, lo que en muchas ocasiones deja la fachada con un efecto parcheado que afea el conjunto del edificio.
Por tanto, en la conocida clínica del centro de Santiago decidieron cubrir la pintada que consideran "vandalismo" con un mural artístico elaborado por un profesional del graffiti. Creen, aunque sin un exceso de fe, que cubrir la pared que antiguamente era blanca con una pieza de estas características hará menos probable que la fachada sea maltratada.
De la misma forma, a pesar del disgusto inicial, la impunidad de los autores y del desembolso económico que ha supuesto para la empresa corregir el maltrato estético que sufrió su local, el gerente de Ideodental está tranquilo y satisfecho con el desenlace de los acontecimientos. Sin restarle importancia, considera que este no ha sido un ataque específico contra su negocio: "No ha sido por ningún motivo concreto. Al contrario. Nuestra fachada era como un lienzo en blanco. Además, en plena plaza de Vigo y justo delante del cajón que suelen emplear los estudiantes al volver de clase nos hacían un blanco fácil. De hecho, los vecinos nos advertían de que no tardarían mucho en pintárnosla. Creemos que ha sido algo totalmente fortuito".
"No ha sido por ningún motivo concreto. Al contrario. Nuestra fachada era como un lienzo en blanco. Además, en plena plaza de Vigo y justo delante del cajón que suelen emplear los estudiantes al volver de clase nos hacían un blanco fácil.
El lema “Socialismo ou barbarie” fue utilizado por primera vez por la revolucionaria Rosa Luxemburg en 1916 y posteriormente adoptado como nombre por un grupo marxista francés (1948-1965) y su revista homónima.
Este colectivo, fundado por Cornelius Castoriadis y Claude Lefort, surgió dentro del Partido Comunista Internacionalista (PCI) de Francia y se separó en 1948 tras abandonar los postulados trotskistas. Socialismo ou barbarie rechazaba el stalinismo y desarrolló un marxismo antidogmático, considerando que la URSS y otros países “socialistas” eran en realidad capitalismos de Estado, donde la burocracia había reemplazado a los antiguos patronos sin mejorar la situación de los trabajadores.
El Grupo Municipal Socialista ya había advertido a inicios de 2024 sobre el incremento de pintadas en el espacio público, especialmente en el Casco Histórico. La concejala socialista Mila Castro trasladó al Concello la preocupación de numerosos vecinos que denunciaban la proliferación de graffitis en fachadas privadas.
Ante esta situación, Castro pidió información sobre el servicio gratuito de limpieza de pintadas que el anterior gobierno socialista había puesto en marcha en 2021. Según sus datos, este programa permitió atender una media de 10 solicitudes de limpieza semanales y, en 2023, realizó más de 300 intervenciones en fachadas privadas.
“Era un servicio que funcionaba muy bien y que permitía actuar en espacios donde el Concello, por normativa, no podía intervenir directamente”, explicó Castro en su momento. Sin embargo, lamentó que desde entonces no se habían dado avances y que la situación de “descuido de los espacios públicos ha ido a más”.
Ciudades como Barcelona o Madrid han buscado soluciones a este dilema mediante la habilitación de espacios legales para el graffiti, permitiendo que los artistas urbanos desarrollen su trabajo sin afectar al mobiliario urbano ni a las propiedades privadas. En Santiago, algunos colectivos han propuesto iniciativas similares, pero hasta el momento no han tenido gran acogida.
Mientras tanto, las pintadas siguen apareciendo y Santiago continúa debatiendo sobre los límites entre la expresión artística y el deterioro del espacio público. ¿Es posible encontrar un punto intermedio que respete tanto el derecho a la expresión como el mantenimiento de la ciudad? La respuesta sigue pendiente.