Una tienda especializada en productos de castaña en el corazón del casco antiguo de la capital gallega ha conquistado en pocos años a compostelanos y a peregrinos del Camino de Santiago por la originalidad de sus productos artesanos y la dedicación a ese nutritivo fruto seco.
La tienda, situada en una zona próxima a la catedral, contiene más de un centenar y medio de productos a base de castaña que incluyen harinas, galletas, mermeladas o licores de distintos puntos de Galicia y de regiones vecinas, y fue fundada hace unos años por Veronika Viadelová.
Nacida en Praga, hace dos décadas, Veronika residió un par de años en la comarca del Bierzo donde descubrió la belleza del paisaje y el potencial de ese fruto.
"Me enamoré de la castaña en Balboa", afirma, y poco después también de la castaña de la cercana sierra de los Ancares y de la de Courel, explica a EFE en su tienda "Delicias de Bohemia".
En una feria en Santiago de Compostela, Veronika montó un puesto de venta de pastitas de nueces al estilo de Bohemia, la región de Chequia de la que es originaria, y coincidió con un comerciante que le ofreció harina de castaña, lo que le permitió modificar sus recetas y adaptarlas a ese nuevo fruto seco más apto para su hermana, que acababa de ser diagnosticada como celíaca.
Entre sus productos figuran las "Morriñas" de Chiña, una artesana de Delicias de Souto de Folgoso de Caurel que elabora esponjosas tartas y crujientes tejas a base de castañas con sencillos ingredientes con pocas calorías, apenas azúcar y exento de gluten, asegura.
En sus estantes, de madera de castaño, hay también galletas "Garabullos" y "Baralletas" de una cooperativa de Ribeira Sacra, así como una especie de copos, no de avena sino de castaña, elaborados por otra cooperativa y desarrollados en un proyecto de colaboración con la Universidad de Santiago de Compostela, y un sinfín de productos de distintos puntos de Galicia.
"La harina de castaña vale para hacer no solo dulces, sino salsas como la bechamel, croquetas, filloas", señala apasionadamente Veronika.
Observa que en otras épocas la castaña, originaria de la zonas de confluencia entre Europa y Asia, evitó hambrunas entre la población, aunque en los últimos años se ha revitalizado como ingrediente de acompañamiento de numerosos platos.
Entre sus estantes y mostrador, de madera maciza de castaño, destacan las galletas de castaña elaboradas por ella misma con forma de vieira o la miel monofloral, también de castaño.
La mayor parte de productos que comercializa son de proximidad y de elaboración artesanal a pequeña escala, salvo algunos como el "marron glacé" de Posada y Naiciña, pero también de Cuevas, uno de los mayores grupos agroalimentarios gallegos, que exportan a varios países.
Mientras Veronika explica con dulce voz la elaboración artesanal, una pareja de jubilados neerlandeses entran en la tienda para saludarla con abrazos y besos y para comprar un par de botellas de licores a base de castaña.
Los dos caminantes indican que este año han recorrido dos veces el Camino de Santiago, el del Norte y el Francés, y elogian las delicias de ese sabroso licor que les ha acompañado por los senderos y que ahora quieren llevar de regreso a su hogar en los Países Bajos.
La tienda vende productos por internet a distintos puntos, aunque a los turistas norteamericanos y asiáticos, especialmente coreanos y japoneses, les recomienda mejor que las envíen ellos mismos por correo ante las barreras burocráticas al comercio internacional para los pequeños establecimientos.
"Aquí uno de los productos estrella es una simple castaña seca, la pilonga de toda la vida y lo mismo la viene a busca la vecina de aquí arriba, que la que vive a dos calles o el señor que le encanta tenerlas en el bolsillo e ir comiéndolas", explica Veronika, entregada a promover ese fruto propio del otoño.