Las "smart glasses" o gafas inteligentes, han sido el sueño recurrente de la industria tecnológica. La idea de tener información proyectada directamente en el campo de visión, interactuar con el mundo digital sin necesidad de pantallas o incluso grabar el día a día de forma discreta, parece fascinante.
Sin embargo, a pesar de los avances y la inversión, la pregunta sigue siendo la misma: ¿son las smart glasses un gadget realmente necesario o están destinadas a acabar en el cajón de los dispositivos olvidados?
Desde el lanzamiento de Google Glass hace más de una década, el mercado de las smart glasses ha estado marcado por la controversia. Si bien la visión de una interfaz de usuario minimalista y manos libres es atractiva, la realidad ha sido más compleja.
Los primeros modelos se enfrentaron a problemas de diseño (a menudo voluminosos y poco estéticos), preocupación por la privacidad (el término "glassholes" se acuñó entonces para designar a quienes las usaban sin discreción) y, quizás lo más importante, una falta de aplicaciones y casos de uso convincentes que justificaran su precio.
El mercado de consumo les dio la espalda, y muchos se preguntaron si estas gafas eran más un capricho tecnológico que una necesidad real.
En la actulidad, muchos críticos argumentan que, para la mayoría de los usuarios, la funcionalidad que ofrecen las smart glasses puede ser fácilmente replicada por un smartphone, de forma más económica y con menos intrusión social. Este es el argumento que ha condenado a muchos proyectos de smart glasses al cajón del olvido.
A pesar de los tropiezos del pasado, Meta Platforms se ha posicionado como uno de los principales impulsores de las smart glasses, con una estrategia diferente.
En lugar de centrarse en la tecnología por encima de todo, Meta ha optado por un enfoque más sutil, alineado con la moda y el rendimiento, gracias a su colaboración estratégica con EssilorLuxottica, el gigante óptico propietario de marcas como Ray-Ban y Oakley, y que además mantiene acuerdos de licencia con firmas de lujo como Prada.
Esta alianza permite a Meta integrar su avanzada tecnología de IA en diseños de gafas reconocidos globalmente, apuntando tanto al mercado deportivo como al de alta costura.
En sintonía con este planteamiento, las campañas de marketing articuladas a través de las Ray-Ban Stories, por ejemplo, priorizan la cámara integrada para la captura de fotos y vídeos, la escucha de música y las llamadas, y todo ello con un diseño que se asemeja a unas gafas tradicionales.
La ambición de Meta va más allá de un simple dispositivo. Las smart glasses son vistas como una pieza fundamental en la construcción del metaverso, esa visión de un mundo virtual inmersivo donde las interacciones digitales y físicas se fusionan. Para la compañía de Mark Zuckerberg, las gafas serían la puerta de entrada a este nuevo paradigma.
Convertir las gafas inteligentes en un objeto de deseo, y lograr que la gente las use de forma cotidiana, proporcionaría a Meta un control sin precedentes sobre la forma de interactuar con el mundo digital y, potencialmente, con el mundo real.
La comodidad de la tecnología manos libres, la posibilidad de la realidad aumentada sin teléfono, y la capacidad de documentar la vida de una forma más fluida, son las promesas que Meta busca capitalizar.
El modelo Ray-Ban | Meta Smart Glasses son el resultado de la colaboración entre Meta y EssilorLuxottica. Estas gafas priorizan la integración de la IA de Meta, una cámara mejorada de 12 MP para fotos y vídeos inmersivos, un sistema de audio de cinco micrófonos y altavoces abiertos.
Permiten escuchar música, realizar llamadas, e incluso transmitir en directo a Facebook e Instagram, todo ello sin necesidad de sacar el móvil del bolsillo. Además, incorporan funcionalidades de IA activadas por voz, como traducciones en tiempo real o la generación de subtítulos para imágenes.
Su diseño mantiene la estética de las gafas tradicionales, ofreciendo estilos icónicos como Wayfarer y Headliner, y buscan ser un compañero de IA discreto y funcional para el día a día.
Meta también ha lanzado las Oakley × Meta Smart Glasses, fusionando el diseño deportivo y robusto de Oakley con la inteligencia artificial de Meta.
Diseñadas para personas activas, deportistas, creadores de contenido y exploradores urbanos, estas gafas destacan por su cámara ultra gran angular de 12 MP que permite grabar videos en resolución 3K, lentes PRIZM de Oakley que realzan el contraste y mejoran la percepción del entorno, y una batería de mayor duración (hasta 8 horas de uso activo).
Al igual que las Ray-Ban | Meta, integran Meta AI para comandos de voz, traducciones y respuestas en tiempo real, posicionándose como una herramienta para expandir la percepción del entorno y conectar sin esfuerzo el mundo físico con el digital.
Si bien las gafas de Meta son las más visibles en el mercado de consumo masivo, existen otras opciones que se enfocan en nichos específicos, funcionalidad avanzada o experiencias de realidad aumentada más inmersivas:
La inteligencia artificial es el cerebro detrás de las smart glasses modernas, posibilitando funcionalidades avanzadas como el control por voz, la traducción en tiempo real, la visión por computador y el procesamiento de información contextual. Las principales empresas que están impulsando la tecnología de IA en smart glasses incluyen:
La controversia persiste. La privacidad sigue siendo un elefante en la habitación, y el precio representa aún una barrera para muchos. Sin embargo, los avances en miniaturización y duración de la batería son innegables.
Para que las smart glasses escapen definitivamente del cajón de los dispositivos olvidados y se conviertan en un producto de consumo masivo, deben superar dos obstáculos clave:
Meta, con su ambición de construir el metaverso, está apostando fuerte por este futuro. Si logran fusionar la estética, la funcionalidad y la aceptación social, las smart glasses podrían finalmente escapar del cajón y convertirse en la próxima gran revolución tecnológica. Pero hasta entonces, su destino sigue siendo un enigma fascinante, pero no esencial, en el vertiginoso panorama de la innovación.