Comer verduras, frutos secos y pescado se asocia con menor acumulación de dolencias crónicas

La elección de patrones alimentarios ricos en verduras, frutos secos y pescado alejan enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas
Comer verduras, frutos secos y pescado se asocia con menor acumulación de dolencias crónicas
Una dieta de calidad puede retrasar la aparición o la suma de enfermedades crónicas I CEDIDA

A medida que la población envejece, muchas personas sufren más de una enfermedad crónica a la vez —lo que la literatura médica llama multimorbilidad— y eso reduce la calidad de vida y eleva los costes sanitarios. Un análisis de trayectorias de salud sugiere que la alimentación puede alterar el ritmo al que se acumulan esas enfermedades en la vejez.

 

Una comparación de cuatro patrones dietéticos (realizada por el equipo del Karolinska Institutet y colaboradores dentro del estudio sueco SNAC-K (Swedish National Study on Aging and Care in Kungsholmen), ha mostrado diferencias notables en la velocidad con la que las personas mayores acumulan enfermedades crónicas. 

El análisis se centró en 2.473 adultos mayores seguidos durante hasta 15 años, evaluando la adherencia a cuatro patrones dietéticos: MIND, AHEI, AMED y EDII. El objetivo era observar cómo cada patrón se relacionaba con la acumulación de enfermedades crónicas (multimorbilidad) en la vejez. 

Composicion de alimentos de dieta flexitariana facil
La alimentación puede alterar el ritmo al que se acumulan las enfermedades I CEDIDA

Dietas al detalle

Para entender cómo la alimentación influye en la salud, es útil conocer los cuatro patrones dietéticos que se analizaron en el estudio:

 

  • MIND (Mediterranean-DASH Intervention for Neurodegenerative Delay): combina elementos de la dieta mediterránea y del patrón DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension). Su enfoque principal es la salud cognitiva y la prevención de demencia. Promueve verduras de hoja verde, bayas, frutos secos, legumbres, cereales integrales, pescado, pollo, aceite de oliva, vino en moderación. Limita carnes rojas, mantequilla y margarina, queso, dulces, comida rápida y frita.

 

  • AHEI (Alternate Healthy Eating Index): evalúa la calidad general de la dieta según la evidencia de prevención de enfermedades crónicas. Promueve el consumo de verduras, frutas, cereales integrales, frutos secos, legumbres, pescado, grasas saludables (aceite de oliva). Limita las carnes rojas, carnes procesadas, bebidas azucaradas, alcohol en exceso y grasas trans.

 

  • AMED (Alternate Mediterranean Diet Score): adaptación del patrón mediterráneo tradicional para poblaciones no mediterráneas. Promueve el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, pescado, aceite de oliva, frutos secos. Limita las carnes rojas, productos lácteos no fermentados, alcohol excesivo. Se centra en salud cardiovascular y longevidad.

 

  • EDII (Empirical Dietary Inflammatory Index): evalúa el potencial inflamatorio de la dieta basado en evidencia epidemiológica. Considera que los alimentos proinflamatorios son las carnes rojas y procesadas, grasas trans, bebidas azucaradas, carbohidratos refinados. Señala como alimentos antiinflamatorios las frutas, verduras, té, café, pescado, aceite de oliva, frutos secos. Su objetivo es predecir la relación de la dieta con inflamación crónica, un factor clave en enfermedades cardiovasculares, metabólicas y neurodegenerativas.

 

Las dietas orientadas a verduras, granos integrales, frutos secos y grasas insaturadas —representadas por los índices MIND, AHEI y AMED— se relacionaron con una acumulación más lenta de dolencias totales, cardiológicas y neuropsiquiátricas. En sentido opuesto, una dieta con alto potencial proinflamatorio (evaluada por el índice EDII) se ligó a una acumulación más rápida de enfermedades.

 

Tras 15 años de seguimiento la diferencia estimada, entre los participantes con baja y alta adherencia, osciló aproximadamente entre 1,1 y 2,5 enfermedades crónicas menos en favor de las dietas de mejor calidad (por ejemplo, 2,54 (IC 95 por ciento: 1,70–3,39) para el AHEI frente a 2,13 (IC 95 por ciento: 1,35–2,90) enfermedades más para quienes tuvieron el EDII más alto).

 

Los datos proceden de una cohorte sueca (SNAC-K) de 2.473 participantes con edad media de 71,5 años; el recuento de enfermedades se elaboró con historias clínicas y registros y la dieta se midió con cuestionarios de frecuencia alimentaria aplicados en varias olas, para calcular una adherencia acumulada a cada patrón. El equipo ajustó los modelos por edad, sexo, educación, tabaquismo, actividad física y aporte calórico.

 

Qué comer y qué conviene evitar

Los patrones asociados a mejor trayectoria comparten componentes concretos: verduras de hoja, otras verduras, frutos secos, legumbres, cereales integrales, pescado y aceites insaturados; contrapuestos aparecen el consumo elevado de carnes rojas procesadas, harinas refinadas y bebidas azucaradas. 

 

Estas características coinciden con descripciones previas del MIND y de la dieta mediterránea adaptada (AMED) y con revisiones sistemáticas sobre salud cognitiva.

37205

Inflamación como marcador

Una explicación razonable indica que dietas de alta calidad reducen marcadores de inflamación sistémica (por ejemplo, interleucina-6 y proteína C-reactiva), mientras que dietas proinflamatorias los elevan. 

 

Dado que la inflamación crónica contribuye tanto a enfermedad cardiovascular como a alteraciones neurológicas, ese vínculo biológico encaja con los resultados observacionales. El EDII fue diseñado precisamente para estimar el potencial inflamatorio de la dieta y ha mostrado correlación con biomarcadores inflamatorios en estudios previos.

 

Sin verdades absolutas

En el estudio sueco algunas asociaciones fueron más claras en mujeres y en las personas de mayor edad, aunque las interacciones por sexo o edad no permanecieron significativas tras ajustar el número de pruebas. 

 

Además, la calidad de la dieta se asoció a características sociales: menor nivel educativo y menor recursos suelen ir unidos a peor dieta y mayor carga de enfermedad, lo que recuerda que las políticas públicas y las desigualdades importan tanto como las recetas individuales.

Longevidad
Buenos patrones dietéticos pueden frenar la aparición de enfermedades I CEDIDAS

Los autores del trabajo subrayan que la dieta aparece como un factor modificable con potencial para frenar la expansión de la multimorbilidad en la vejez, pero piden identificar las recomendaciones más efectivas y los subgrupos que más se benefician. Instituciones vinculadas al estudio, como el Karolinska Institutet, reclaman investigaciones que traduzcan estos hallazgos en guías precisas para la población mayor.

 

Aplicar la evidencia con sentido

Para aprovechar los hallazgos de forma práctica, conviene seguir algunas estrategias dietéticas sencillas y seguras.

 

  • Priorizar un patrón plant-forward: verduras, frutas (especialmente bayas), legumbres, cereales integrales y frutos secos.
  • Preferir grasas insaturadas (por ejemplo, aceite de oliva) y pescado frente a grasas saturadas y procesados. 
  • Reducir carnes rojas procesadas y bebidas azucaradas; esas decisiones se asocian a menor inflamación. 
  • Consultar con tu médico si convives con enfermedades crónicas: algunas condiciones requieren ajustes dietéticos personalizados. (recomendación clínica general basada en la literatura).

 

Esta investigación sugiere que una dieta de calidad puede retrasar la aparición o la suma de enfermedades crónicas en la vejez, sobre todo las cardiovasculares y las neuropsiquiátricas, y que una dieta con alto potencial proinflamatorio actúa en sentido contrario. 

 

Adoptar patrones alimentarios basados en alimentos mínimamente procesados parece una apuesta de bajo riesgo y beneficio poblacional. 

Comer verduras, frutos secos y pescado se asocia con menor acumulación de dolencias crónicas

Te puede interesar