¡Dale un respiro a tus pies! Toca mimarlos tras el letargo invernal

Aunque a menudo olvidados, son fundamentales para la movilidad y requieren cuidados específicos en cada estación.
¡Dale un respiro a tus pies! Toca mimarlos tras el letargo invernal
Los pies están muy sensibles después de todo el invierno ocultos I CEDIDA

El cambio de armario no es solo para la ropa, ¡los pies también lo notan! Y mucho. El Colegio Oficial de Podólogos de Galicia (COPOGA) nos pone sobre aviso: después de meses enfundados en botas y calcetines gruesos, la repentina libertad puede jugarnos una mala pasada. ¿El resultado? Callos rebeldes, hongos que se apuntan a la fiesta y ampollas traicioneras.

 

Zapato nuevo, ¿problema seguro?

Ojo con el cambio radical del calzado. Pasar de la bota a la sandalia de golpe puede generar rozaduras y molestias. Los expertos del COPOGA ofrecen la clave: una transición suave. ¿Su consejo? Alternar los primeros días el calzado cerrado con el abierto, apostando por modelos que sujeten bien el pie y dejen respirar la piel. "Hay que acostumbrar a nuestros pies poco a poco a la nueva exposición", nos advierten desde el colegio.

 

¡Cuidado con el esmalte eterno!

Los podólogos señalan, además, que los esmaltes permanentes, con su alta concentración de químicos, y el limado constante, pueden debilitar la uña, lo que abriría la puerta a infecciones de hongos o bacterias. Y ojo, bajo ese color tan bonito se pueden esconder señales de alerta importantes. "Los profesionales de la podología no se oponen a los esmaltados esporádicos, pero es importante dejar descansar las uñas para mantener su salud", aclara Ana Requeijo, portavoz del COPOGA.

 

¿Los riesgos? Uñas que se rompen con mirarlas, infecciones por pequeñas heridas mal curadas y hasta alergias a componentes como el formaldehído. La recomendación es clara: usarlos con cabeza, dejar que las uñas respiren entre manicuras y confíar en profesionales que utilicen productos de calidad

 

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Una niña con los pies descalzos juega sobre un columpio I CEDIDA

 

Las "plagas" de la primavera en tus pies

Después del invierno, los pies están muy sensibles. Las durezas por el calzado apretado, la humedad acumulada y el roce inesperado pueden desembocar en:

 

  • Hiperqueratosis: callos molestos que no paran de recordar su presencia.
  • Pie de atleta: un picor infernal y una descamación que no pasa inadvertida (¡y contagiosa!).
  • Onicomicosis: los temidos hongos en las uñas.
  • Ampollas: las clásicas que se forman al estrenar calzado o por culpa de un zapato indomable.

 

Manual de supervivencia para pies felices

El COPOGA nos deja un decálogo de oro para mantener la salud de los pies:

 

  1. Higiene a diario: lavarlos con mimo con jabón neutro y secarlos a conciencia, ¡sin olvidar los huecos entre los dedos!
  2. Hidratación power: mimar las zonas secas con cremas específicas.
  3. Exfoliación semanal: adiós a las células muertas con suavidad.
  4. Corte de uñas recto: evita que se claven y un disgusto.
  5. Calzado transpirable: que sujete bien pero sin rozar.
  6. Transición gradual: evitar pasar "del nórdico al bikini" de golpe.
  7. Esmaltes con cabeza: moderación y profesionales de confianza.
  8. Protección solar: ¡sí, también en el empeine!
  9. Revisión anual: un podólogo es el mejor para una puesta a punto.
  10. ¡Alerta temprana! si se nota algo raro, ¡mejor actuar!

Con unos cuidados sencillos, los pies estarán protegidos y listos para afrontar el calor sin molestias. Éste es el momento ideal para una puesta a punto profesional. El bienestar hoy garantiza la comodidad en cada paso. ¡Pies sanos, primavera feliz!

¡Dale un respiro a tus pies! Toca mimarlos tras el letargo invernal

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