“Actualmente estamos sufriendo las consecuencias de una de las epidemias que está impactando con más fuerza en la salud y bienestar de nuestra visión como es la ansiedad y el estrés”. Así lo advierte la doctora Purificación Mera, especialista en mácula, retina y vítreo en Miranza Instituto Gómez-Ulla, centro de referencia en oftalmología en Santiago de Compostela.
La alerta no es nueva, pero sí cada vez más urgente. Según el último Informe Anual del Sistema Nacional de Salud, los trastornos más prevalentes en la población española son los relacionados con la ansiedad, el sueño y la depresión. Todos ellos afectan de manera directa a la salud ocular.
En ese contexto, Miranza ha querido visibilizar las graves consecuencias del estrés sobre la visión: no solo empeora procesos como el ojo seco o la fatiga visual, sino que puede provocar patologías retinianas como la coriorretinopatía serosa central o, en casos más extremos, dar lugar a pérdidas temporales de visión, conocidas como amaurosis por estrés.
Los efectos del estrés sobre la visión pueden ser diversos, a veces sutiles pero igualmente preocupantes. Uno de los más comunes es el espasmo palpebral, esos molestos tics en el párpado que muchas personas experimentan bajo tensión. Otro de los riesgos, según explica la Dra. Mera, es la acumulación de líquido bajo la retina, causante de la coriorretinopatía serosa central, una alteración que puede distorsionar la visión y dejar secuelas si no se trata a tiempo.
La fatiga ocular, cada vez más frecuente por el uso intensivo de pantallas, puede agravarse bajo situaciones de estrés prolongado. Dolores de cabeza, visión borrosa o dificultad para concentrarse en la lectura son algunos de los síntomas más habituales.
En casos extremos, el estrés puede provocar amaurosis, una pérdida repentina y transitoria de la visión debida a una reducción momentánea del flujo sanguíneo en la retina. Aunque suele darse en personas con antecedentes, también puede aparecer como consecuencia directa de un periodo de gran tensión emocional.
Según los datos que maneja Miranza, la ansiedad afecta al 10 % de la población española, con una prevalencia mayor en mujeres (14 %) que en hombres (7 %), y también impacta de forma creciente entre los menores de 25 años (3 %). Estos grupos son, a su vez, los que peor valoran su salud ocular en los últimos Barómetros de Bienestar Ocular que la red de clínicas publica anualmente.
Aunque la mejor receta es reducir el estrés general, existen algunas medidas específicas para cuidar los ojos:
“Para minimizar las posibilidades de desarrollar este tipo de problemas es necesario reducir el nivel de estrés. No obstante, si algunos de estos problemas de visión ya se han manifestado es recomendable acudir al oftalmólogo para realizar una revisión ocular completa y determinar si es necesario seguir algún tratamiento”, recuerda la doctora Mera.
Desde el Miranza Instituto Gómez-Ulla, insisten en que la salud visual debe formar parte del cuidado integral de la persona. En un mundo cada vez más hiperconectado y exigente, los ojos también necesitan descanso y atención profesional. Y es que, como demuestra la experiencia clínica, ver claro también depende de cómo nos sentimos por dentro.