El inicio del curso escolar trae consigo no solo la compra de libros y uniformes, sino también la necesidad de comprobar el estado de la salud visual de los más pequeños. El Colexio Oficial de Ópticos Optometristas de Galicia alerta de que los problemas de visión no detectados están detrás de una parte significativa de las dificultades de aprendizaje y del bajo rendimiento en la práctica deportiva.
La entidad recuerda que alteraciones como miopía, hipermetropía o astigmatismo pueden pasar inadvertidas durante años y afectar a la concentración en clase y a la coordinación en actividades deportivas.
Según un estudio de la Universidad do Minho (Portugal), que el 80 por ciento de la información recibida durante un partido de fútbol u otra actividad deportiva procede de la vista. La agudeza visual, la memoria visual, la visión periférica y la percepción de la profundidad son funciones esenciales que, si fallan, reducen la capacidad del niño para desenvolverse con soltura.
La presidenta del Colexio Oficial de Ópticos Optometristas de Galicia, Esther Amaro, sostiene que “el 30 por ciento del fracaso escolar está relacionado con problemas de visión no detectados”. Aunque la cifra puede variar según los estudios, diversas investigaciones en España corroboran la importancia de la vista en el rendimiento académico: la Asociación Española de Optometristas Unidos ya señalaba en 2022 que hasta un 25 por ciento de los escolares arrastraban problemas visuales sin diagnosticar.
Los expertos insisten en que la visión aporta entre el 80 y el 90 por ciento de la información que recibimos del exterior. Por ello, un niño con dificultades para enfocar, leer en el aula o mantener la atención en el papel puede ver afectado su aprendizaje, incluso aunque su inteligencia y esfuerzo sean adecuados.
El organismo gallego recomienda que los exámenes visuales se realicen de forma periódica en la infancia y especialmente tras el verano, coincidiendo con la vuelta al colegio. Estos chequeos no deben limitarse a la detección de defectos de refracción, sino que deben incluir pruebas de coordinación ocular, movimientos de seguimiento, visión binocular y tiempos de reacción visual.
Los especialistas insisten en que una detección temprana y un entrenamiento adecuado pueden marcar la diferencia en el rendimiento deportivo y académico de los niños.
Más allá del rendimiento, la entidad recuerda que los ojos corren un riesgo elevado en algunos deportes. Para prevenir lesiones, recomiendan el uso de gafas deportivas graduadas que protejan frente a golpes o impactos accidentales. El objetivo no es solo garantizar una visión nítida, sino también reducir la exposición a traumatismos que pueden dejar secuelas.
Los ópticos optometristas gallegos animan a padres, madres y entrenadores a estar atentos a señales de alerta como visión borrosa, descoordinación, tropiezos frecuentes o pérdida de equilibrio. En esos casos, lo adecuado es acudir cuanto antes a un óptico-optometrista.
Los especialistas recuerdan que la visión se desarrolla hasta la adolescencia y puede sufrir cambios durante esos años. Detectar y tratar a tiempo la ambliopía, el estrabismo o los problemas binoculares resulta fundamental para que los escolares afronten las clases y el deporte en igualdad de condiciones.
La vuelta al cole, por tanto, debería incluir no solo mochilas y libros, sino también una cita con el especialista en visión.