Día Mundial contra la Hepatitis: ¿hasta qué punto la conocemos?

Día Mundial contra la Hepatitis: ¿hasta qué punto la conocemos?
Cada año surgen casi 80.000 nuevas infecciones de hepatitis B y C

Desde el 2010, todos los años se celebra durante el 28 de julio el Día Mundial contra la Hepatitis. La razón por la cual se ha elegido esta fecha se debe a que fue el nacimiento del doctor y Premio Nobel Baruch Blumberg, quien descubrió el virus de la hepatitis B, inventó una prueba para poder diagnosticarlo y, además, ideó la vacuna contra esta enfermedad. 

 

Se trata de una enfermedad de la cual hemos escuchado hablar muchísimas veces. Sin embargo, ¿hasta qué punto la conocemos? Todavía hay mucha desinformación y prejuicios que hacen insuficiente la respuesta mundial, aunque parece que no es una enfermedad mortal ni peligrosa. Sin embargo, los datos dicen lo contrario, pues en el continente americano surgen cada año casi 80.000 nuevas infecciones de hepatitis B y C. Tales cifras resultan mucho más alarmantes cuando vemos que, al año, hay un total de 100.000 muertes relacionadas con la hepatitis alrededor de todo el mundo. 

 

Sin embargo, tenemos muchos tratamientos y prevenciones disponibles, todas ellas puestas al servicio de los ciudadanos. Entonces, ¿por qué la hepatitis es un asesino silencioso que se cobra a tantas víctimas? La principal razón es la desinformación. Muchas veces, los síntomas pasan desapercibidos y van avanzando con rapidez hasta que es imposible detenerlos. Otra de las razones, más predominante en América que en Europa, es el alto coste de los tratamientos y vacunas, lo cual impide que las personas con menos recursos puedan llegar hasta estas. 

 

¿Pero qué es la hepatitis? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Cómo se puede prevenir? Aunque es una enfermedad de lo más común, muchas personas no conocen qué hay detrás. La hepatitis, en términos generales, es la inflamación del hígado que afecta directamente al funcionamiento del mismo. Sin embargo, existen diferentes tipos con distintas causas: 

 

1. La hepatitis viral 

 

Esta es la más común de todas. De ahí es de donde surgen la hepatitis A, B, C, D y E. Sin embargo, entre estas cinco las más frecuentes son la B y la C. Nace de un virus, el cual puede ser transmitido de diversas maneras. 

 

La hepatitis A está más presente en continentes con altos índices de pobreza, como África, Asia y América del Sur. Ha mejorado la situación debido a las campañas de vacunación y la higiene general; la hepatitis B tiene una presencia de 0.5% en España, mientras que prevalece en Asia y Europa del Este; la hepatitis C ha infectado a un 1% de la población española, pero en la actualidad hay 70 millones de personas infectadas de este tipo; por último, la hepatitis E apenas existe en Europa, sino que tiene mayor presencia en países con mala higiene, como África o India.  

 

2. La hepatitis alcohólica 

 

Tal y como dice su nombre, es aquella causada por el exceso de alcohol. El mayor peligro de este tipo de hepatitis es que si no se trata a tiempo puede derivar en problemas mayores, como la cirrosis.  

 

3. La hepatitis tóxica 

 

Similar a la hepatitis alcohólica, ya que tiene que ver con el consumo de sustancias, pero en este caso puede ser causada por ingerir venenos, productos químicos o medicamentos y suplementos en mal estado. 

 

4. La hepatitis autoinmune 

 

La última y más desconocida de las hepatitis es aquella de tipo crónico. El sistema inmunitario ataca al propio hígado de la persona. Todavía se desconoce la causa exacta, pero se cree que la principal razón puede ser por motivos de genética o transmisión maternoinfantil. Por eso la OMS está poniendo todos sus esfuerzos en encontrar una forma de prevenirlo, permitiendo que las embarazadas accedan más a pruebas de este tipo. 

 

Ahora que hemos visto la hepatitis viral, ¿cuáles son las formas en las que ese virus se transmite? ¿Cómo podemos prevenirlo? A continuación, tenemos una lista de las formas de transmisión más usuales de hepatitis viral, señalando además cada tipo, pues tienen claras diferencias entre ellas.  

 

  • Contacto con alimentos o agua que han sido contaminados con las heces de una persona infectada. Esto es exclusivo de la hepatitis A y E.  
  • Consumo de carne de cerdo, ciervo o mariscos poco cocidos. Esto es exclusivo de la hepatitis E.  
  • Contacto directo con la sangre de una persona que padezca la enfermedad. Esto es exclusivo de la hepatitis B, C y D. 

 

Contacto con los fluidos corporales de la persona infectada, es decir, a través de relaciones sexuales sin protección o el consumo de drogas que se inyectan con aguja Esto se delimita solamente a la hepatitis B y D.  

 

Ahora bien, al principio habíamos hablado de que muchas veces los síntomas de cualquier hepatitis se pasan por alto, lo cual termina derivando en algo mayor. Esto se debe principalmente a que es una enfermedad silenciosa, cuya forma de infectarse no tiene por qué ser algo tan arriesgado como compartir una misma aguja. Incluso, hay personas que no muestran síntomas, lo cual hace que sea complicado ir al médico a hacerse los tratamientos necesarios. Por eso, debemos tener muy en cuenta cuáles son los síntomas principales que nos pueden hacer pensar que sufrimos de hepatitis: 

 

  1. Fiebre 
  2. Fatiga 
  3. Pérdida de apetito 
  4. Náusea y/o vómitos 
  5. Dolor abdominal 
  6. Orina oscura 
  7. Heces de color arcilla 
  8. Dolor en las articulaciones 
  9. Ictericia, es decir, la coloración amarillenta de la piel y los ojos. Este último es el síntoma más reconocido y asociado a la enfermedad, el cual también se ha convertido en un prejuicio.  

 

Por suerte, a día de hoy disponemos de tratamientos y vacunas que hacen que la hepatitis, si se diagnostica a tiempo, no sea una enfermedad peligrosa y mortal. La vacuna (especialmente la de la hepatitis B) asegura un 95%-100% de protección contra esta.  

 

Sin embargo, hay otro factor muy importante que debemos tener en cuenta en esta enfermedad: los prejuicios. Si es bien cierto que la situación actual ha mejorado en comparación a la que existía hace años, tampoco podemos olvidar en un día como hoy a todas las víctimas que la sufren en silencio.  

 

En el libro de Astone-Twerell, Strauss y Muñoz-Plaza: “Estigma: hepatitis C y abuso de drogas”, se habla de que la enfermedad afecta a algo más que el riñón, pues se ha visto como reduce la autoestima, la salud mental y afecta al acceso a la atención médica por temor a recibir un diagnóstico positivo.  

 

Además, en una encuesta publicada por Hepatitis (Vol. 8, Nº 1, p. 53) afirma que el 20% de los afectados sí había sentido discriminación en sus puestos de trabajo, mientras que el 13% también habló de que también sentían el estigma social de la hepatitis en su día a día. Además, el 8% señaló que hubo profesionales médicos que les negaron algún tipo de tratamiento por padecer hepatitis. 

 

Es por eso que no solo hay que luchar contra la hepatitis desde un punto de vista médico, sino también socialmente. Por el momento, la OMS se ha puesto como objetivo para 2030 eliminar la VHB (hepatitis vírica B) y reducir su incidencia un 90%. Además, insisten con su campaña para hacer que los países más afectados se preocupen más por prever esta enfermedad y permitan a sus ciudadanos disponer de las herramientas necesarias para poder tratarla, independientemente de su estatus social y/o económico.  

Día Mundial contra la Hepatitis: ¿hasta qué punto la conocemos?

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